Los cuentos populares son mucho más que un conjunto de historias para entretener las largas noches de invierno o las animadas noches de verano. Estos textos que pertenecen a la memoria colectiva y se transmiten de manera oral son portadores de una forma de entender la vida y de relacionarse con los otros y con el terruño; son también grandes sacos de palabras necesarias para comprender el mundo en el que vivimos y también necesarias para imaginar un mundo mejor; son, a su vez, la mejor manera de compartir el tiempo unos con otros, mirándonos a los ojos, conociendo y reconociendo a la gente que hace la comunidad.

Así pues, los cuentos populares conforman un tesoro que trae el eco de las voces de muchas generaciones atrás, voces que han ido pasando de abuelos a nietos, de mozos a mozas, de madres a hijos… durante siglos. Quizás por estar tan al alcance de la vista (del oído, del corazón) hemos ido olvidando el valor incalculable de estas historias.

Hoy hemos de congratularnos porque Los cuentos de Ahigal, de José María Domínguez, han visto la luz en un hermoso libro que los recoge y los preserva del olvido. Ojalá estos cuentos salgan ahora de sus páginas y vuelvan al lugar de donde salieron: las bocas y los oídos, los ojos y los corazones, de quienes los contaban y escuchaban, de quienes habitan estas tierras, estas casas, estas palabras.


Pep Bruno, codirector de la colección Tierra Oral (Palabras del Candil)

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