Descripción
Título: Cuentos de los siete vientos
Autor: Julio Camarena Laucirica
Diseño de cubierta: Juan Bruno
ISBN: 978-84-09-62388-4
Nº de páginas: 356
sobre el autor
Julio Camarena Laucirica (Ciudad Real, 1949 – Madrid, 2004) fue uno de los grandes expertos del cuento tradicional de nuestro país.
A finales de los 70 del pasado siglo, Julio Camarena quedó fascinado por el cuento tradicional y esto hizo que, de manera autodidacta, pasara los últimos 25 años de su vida estudiando, leyendo y recogiendo cuentos de tradición oral. Su intuición, su vasto conocimiento y su inagotable tesón, le llevaron a recoger y preparar dos de las colecciones más importantes de cuentos tradicionales que se han publicado en España, la de la provincia de Ciudad Real y la de la provincia de León. Fue, además, un gran estudioso y teórico del cuento: escribió decenas de artículos y dio varias conferencias sobre la materia. Por si todo esto no fuera suficiente Julio Camarena y su amigo el hispanista Maxime Chevalier, se embarcaron en el colosal proyecto del Catálogo tipológico del cuento folklórico español, del que llegaron a publicar sus cuatro primeros volúmenes.
contraportada
Julio Camarena, uno de los grandes expertos del cuento tradicional y reconocido folklorista de prestigio internacional, reunió en este libro los setenta cuentos maravillosos que más le gustaban. Es esta, por lo tanto, una colección magnífica en la que podemos disfrutar de un variado y riquísimo muestrario de los cuentos de la tradición oral panhispánica, con sus particularidades, sus sorpresas y sus maravillas.
En Cuentos de los siete vientos disfrutaremos de versiones hispánicas de cuentos muy populares protagonizados por la Cochina Cenicienta, Manzanahermosa, la hermanita y los doce ladrones, Blancaflor, el novio de las barbas y los dientes de oro, Periquillo Corchuelo… y otros cuentos, tal vez menos conocidos, en los que todo es posible: que un viejo dé a luz a una niña, que los caballos hablen, que la noche se alargue hasta que un hijo pueda cumplir la voluntad de su padre, que un muerto sea un buen compañero de viaje, que un clavel acabe convertido en un muchacho, que un pastor tenga un rebaño de conejos, que dentro de una naranja haya una princesa, que un barco vaya por tierra y por mar, que un rey duerma todo un año hasta que lo despierte una mujer, que una muchacha acabe convertida en un joven, que una princesa tenga tres maridos…
Este libro es un tesorillo de cuentos, no demores más su lectura, entra, déjate perder en el bosque, sigue el camino de migas.
un cuento
La muñeca cagona
Eran tres hermanas: dos de ellas salían a coser todos los días y la más pequeña hacía la casa, iba a los recados, preparaba la comida… Vivían en las afueras y, para ir al mercado, tenía que pasar orilla de un basurero. Mira por dónde, un día, al pasar por allí, vio una muñeca tirada, ya vieja, fea. La recogió y se la llevó a su casa. Las hermanas le dijeron:
–Anda, tírala. ¿Pero no ves lo sucia que está?
La lavó, la escamochó y la acostó con ella. Al poco de estar acostadas, oyeron a la muñeca:
–Cagar, cagar yo quiero.
–¡Hala!, al orinal.
Se volvieron a acostar y, al poco rato, otra vez.
–Cagar, cagar yo quiero.
Al orinal otra vez. Ya estaba el orinal hasta arriba.
–Cagar…
Las hermanas le dijeron:
–Pero tírala.
–¡Pues no nos va a dar la noche!
Pero ella no quería tirarla.
–¿Dónde la voy a poner ya? Pues en la cocina, entre las cenizas, que cague allí.
Allí cagó todo lo que tuviera que cagar.
Se levantaron por la mañana y eran duros y onzas lo que había cagado la muñeca: ¡todo dinero! ¡Se pusieron de contentas que para qué! Estaban deseando que llegara la noche para irse a la cama.
Así estuvieron muchas noches y se hicieron muy ricas. Hasta iban a coser en coche.
Y la mujer de un zapatero, que vivía enfrente, dijo:
–¿Pero qué les habrá pasado a las modistillas, que antes eran tan pobres y ahora hasta tienen coche? –Y dijo al marido–: Yo he de enterarme de lo que pasa. Mira, ahora que no están las dos mayores, voy corriendo como que tú me quieres pegar una paliza.
Llegó…
–¡Ay, qué bruto es este hombre! ¡Como me vea, me mata! Anda, déjame esconderme aunque sea debajo de tu cama.
La niña la dejó entrar y la metió debajo de su cama. Y allí pasó toda la tarde.
Cuando llegaron las hermanas, cenaron y se acostaron. Ya no se volvió a acordar la niña de la mujer del zapatero.
A medianoche, la muñeca pidió cagar. Y la mujer del zapatero vio cómo cagaba duros y onzas. En cuanto las hermanas se volvieron a quedar dormidas, cogió la muñeca y se la llevó a su casa.
Estuvo toda la noche.
–Muñequita, ¿quieres cagar?
–No.
–Muñequita, ¿quieres cagar?
–No.
En esto, que ya dijo:
–Cagar, cagar yo quiero.
La puso y todo, todo, todo lo llenó. La vecina tan contenta, esperó a que fuera de día.
Cuando empezó a clarear, vio que todo lo que había cagado era mierda. Cogió a la muñeca y la tiró por el balcón.
¿Dónde fue a caer? Al corral del rey. Salió el hijito del rey a hacer sus necesidades, cogió la muñeca, se limpió el culo con ella y no se la pudo despegar. Llamó a sus criados, ¡pero no había quien se la quitara del culo! La muñeca la llevaba a todas partes que iba en el culo pegada.
Echaron un pregón:
–¡Que al hijito del rey se le ha pegado una muñeca en el culo y no puede nadie quitársela!; ¡que la que se la quite, se casa con él!
Pues fueron las modistillas y, en cuanto vio la muñeca a la más pequeña, se quitó de con el hijo del rey y se fue con ella.
De modo que allí celebraron su boda. Fueron felices y a mí no me dieron nada.
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