Descripción
Título: La mujer del pez y otros cuentos tradicionales de Guadalajara
Autores: Eulalia Castellote y José Manuel Pedrosa
Fotografía de cubierta: Paula Montávez Langa
ISBN: 978-84-612162-6-0
Nº de páginas: 254
la contraportada
Los pueblos de la provincia de Guadalajara han sido el abrigo, durante siglos, de un repertorio riquísimo de cuentos y de leyendas tradicionales, testigos de unos modos de creer, de pensar, de vivir, que cada día quedan a más distancia del implacable mundo globalizado de hoy. Los cuentos de animales, maravillosos o de aventuras amorosas, y los chistes y las leyendas mágicas (de brujas, fantasmas, encantamientos…) reunidos en estas páginas son ecos de un mundo en que lo real era lo mágico y en que lo mágico se comunicaba mediante estas palabras.
Eulalia Castellote y José Manuel Pedrosa son profesores en la Universidad de Alcalá. Especialistas en cultura popular y tradicional. Autores de numerosos libros y artículos sobre tradiciones orales y materiales, del pasado y del presente.
un cuento
El zurrón cantor
Esto era una chica que fue a un moral a buscar moras, y estuvo cogiendo moras y dejó un rosario allí. Y llegó a su casa, y su madre y su padre le preguntaron por el rosario, y fue otra vez a buscarle al moral. Y, cuando volvió, vino un vagabundo, la cogió y se la llevó, y la metió en un zurrón. Y luego iba por los pueblos con la chica y pa que le diesen la limosna, llegaba y decía:
-¡Mariquita, canta!
Y ella cantaba:
-Por un rosarito de oro
que en el moral me dejé,
por mi padre y por mi madre,
en el zurrón moriré.
Y así iba de casa en casa el pobre, y le iban dando limosna. Y ya llegó a una casa y dijo:
-¿Puedo dejar este morral aquí? Voy a hacer un recao .
Y era la casa del padre y la madre de la chica. Y entonces la descubrieron los padres. Cuando se fue el pobre y sacaron a la chica, y metieron a un gato y a un perro. Y llegó el pobre y cogió otra vez el zurrón y se fue. Y llegaba pidiendo, y decía:
-¡Mariquita, canta!
Y empezaba el perro y el gato:
-¡Guau!
-¡Miau!
Y entonces el pobre se sorprendió y miró a ver qué había. Salieron el gato y el perro. El gato le comió las narices, y el perro le mordió también. Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.
[Demetrio G. D., de Mondéjar]
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